El Congreso de los EEUU aprobó el pasado jueves 15 de julio de 2010, el Acto de Reforma de Wall Street y de Protección al Consumidor, también llamado Dodd-Frank, con más de 2.300 páginas de texto, de feroces debates parlamentarios, audiencias públicas y de una fuerte oposición del sistema bancario, beneficiario de la anomia defendida por los apóstoles del neoliberalismo.

Una reglamentación eficaz se imponía después de los devastadores efectos de la crisis financiera, iniciada en aquel país y resultante del excesivo riesgo asumido por las instituciones financieras y por el indefenso público consumidor como resultado de las operaciones de los derivativos, muchas veces superiores al PBI mundial.

Los legisladores americanos se enfrentaron a la dificultad de acabar totalmente con los abusos en las operaciones de derivativos, que podría causar el completo y definitivo colapso del sistema bancario de los EE.UU., ya en situación de extrema debilidad. Así, les pareció que lo más sensato sería la limitación, pero no la eliminación inmediata de los abusos, así como la creación de nuevos reguladores que, con el correr del tiempo, podrán gradualmente imponer nuevos frenos y limites.
 
De esta manera, el Acto de Reforma creó la CFPA (Agencia de Protección Financiera del Consumidor), una nueva entidad independiente de naturaleza federal dedicada a la protección de los consumidores, hasta entonces indefensos, contra productos y servicios financieros injustos y abusivos.

Fue incluso creado un Consejo de Estabilidad Financiera, Financial Stability Council, comprendiendo diversas agencias federales, con el objeto de regular instituciones que por el tamaño o grado de riesgo operativo, puedan poner en riesgo la estabilidad de todo el sistema financiero de los EEUU.

Como en Brasil, donde existe hace décadas, queda creado un procedimiento para la liquidación extrajudicial de las instituciones financieras, particularmente de aquellas que, por la naturaleza de sus operaciones o porte, implican un riesgo sistémico para el sector bancario en su totalidad. El objetivo es el de evitar los paquetes de ayuda gubernamental, liberando al contribuyente y evitándose el contagio generalizado.

Se aumentaron los poderes de la comisión de valores mobiliarios de los EE.UU., la SEC (Securities and Exchange Commission), que fueron debilitados sustancialmente por años del proceso, tanto inconsecuente como gravoso, de desregulación inspirada por los agentes rapaces del mercado encubiertos con la hoja de higuera del neoliberalismo patético. La SEC fue inclusive obligada a mejorar el sistema de protección a los inversores.

En lo que concierne a la emisión y negociación de derivativos, también se hicieron algunos progresos. El principal de ellos tiene que ver con la virtual eliminación del mercado de mostrador para los derivativos, cuya comercialización deberá necesariamente pasar por las bolsas de valores. Esta medida es obviamente insuficiente para contener abusos, pero al menos permitirá a las autoridades el seguimiento de los mercados.

Agrega que nuevos límites y restricciones fueron impuestos a los bancos en las operaciones con derivativos en lo concerniente a su naturaleza y también cuantitativos, de manera de limitar tanto los daños potenciales al mercado como también a las propias instituciones. Por ejemplo, los bancos solamente podrán invertir 3% del capital propio en operaciones de bloqueo, lo que limita el potencial de manipulación de los mercados. Los bancos están obligados solamente a prestar a quien puede repagar (sic).

Una importante y necesaria medida se adopta con respecto a la reglamentación de las agencias de riesgo de crédito, sorprendentemente inexistente hasta ahora. El Acto de Reforma busca la eliminación de los conflictos de interés de las agencias y la creación de un patrón de responsabilidad civil de las mismas. Se procura, incluso, la reducción de la dependencia del sector bancario a las agencias, teniéndose presente que fue el primero que inventó las segundas.

Fue igualmente creada una agencia federal de supervisión de seguros, denominada Agencia Federal de Seguros, Federal Insurance Office, con el objetivo de monitorear todos los aspectos de las actividades de seguros, inclusive la de identificación de lagunas legislativas o reguladoras que puedan contribuir para el aumento del riesgo sistémico.

Los fondos de bloqueo o de inversión también pasaron a tener una reglamentación, lo que puede acabar con muchos de los abusos que estas instituciones y sus asesores practicaron consistentemente en los últimos años y que mucho colaboraron para la crisis financiera y sus efectos económicos y sociales.

El Acto de Reforma es una ley necesaria y que proporciona instrumentos para que se imponga el mínimo de orden a los mercados financieros. Con todo, podrá haber llegado en un momento demasiado tardío. Los daños causados por los abusos derivados de la anomia anterior son de tal magnitud que afectaron no sólo a  los mercados financieros, sino a la propia economía de los EE.UU., herida de muerte.

Traducido para LA ONDA digital por Cristina Iriarte