Published at “La Onda Digital” Portal, February 2016, Uruguay.

El Banco Central de Brasil (BCB) divulgó esta semana, el 26 de enero de 2016, las estadísticas de transacciones corrientes de Brasil en 2015. De acuerdo a los datos presentados por el BCB, el déficit de Brasil en las operaciones de bienes, servicios e ingresos con el exterior cayó un 43%, con relación al año 2014, situándose en U$S 59 mil millones, contra U$S 104 mil millones del año anterior. El resultado fue más que compensado por las inversiones extranjeras directas en Brasil en el mismo período, que llegaron a los U$S 75 mil millones, lo que produjo un saldo positivo de U$S 16 mil millones.

A modo de comparación, el déficit de los EE.UU. en transacciones corrientes excede los U$S 400 mil millones y, el del Reino Unido, es superior a los U$S 114 mil millones. Canadá, Australia y la India tienen un déficit aproximado al de Brasil, pero no atraen los mismos volúmenes de inversiones extranjeras directas, ni tienen reservas en monedas extranjeras tan significativas. Hoy, las reservas externas brasileñas se equiparan a nada menos que el 50% de las de toda el área del Euro, compuesta por 17 países.

El anuncio del buen resultado debe mejorar la percepción en el exterior de la vitalidad de la economía brasileña, después de haber hecho el necesario ajuste cambiario para un nivel compatible con la realidad. En los años anteriores, la sobrevaloración de la moneda brasileña le restaba competitividad internacional a nuestra economía y otorgaba un perverso incentivo a los proveedores extranjeros. El Real era una de las cuatro monedas más sobrevaloradas del mundo. Por consiguiente, se alentaban las compras de bienes y servicios en el exterior.

Con el ajuste del tipo de cambio, nuestro agronegocio, uno de los más eficientes del mundo, adquiere incluso una mayor competitividad natural y nuestra convaleciente industria, perjudicada por los años de adversidad en la política cambiaria, retoma los intentos de reinsertarse en los mercados internacionales. Este proceso insumirá seguramente algunos meses, pero tendrá sin duda un resultado favorable por la experiencia externa adquirida por parte de muchas empresas, inclusive en las importaciones de bienes y productos extranjeros, que serán sustituidos en gran parte.

Las nuevas perspectivas de competitividad internacional de Brasil van a impulsar inversiones internas y externas, con el objetivo de conquistar nuevos mercados y aumentar la oferta. La economía, por consiguiente, va a reaccionar en el segundo semestre de 2016. Esta visión es compartida por uno de los principales chinos brasilienistas, el ex embajador chino en Brasil, Chen Duqing que, en un artículo publicado en la prensa de China en el mes en curso, afirmó que la degradación sufrida por Brasil era exagerada, que la economía brasileña tiene muchos puntos fuertes, que las reservas externas del País están intactas y con sesgos de crecimiento, y que nuestros problemas son más de orden político que económico.

Traducido para LA ONDA digital por Cristina Iriarte