Pocas horas antes del vencimiento del plazo fatal, el Congreso de los Estados Unidos de América (EE.UU.) y el Poder Ejecutivo de este país, cerraron un acuerdo para aumentar el techo de la deuda pública nacional, lo que permitirá la continuidad de los desembolsos federales para atender ciertas necesidades básicas.
Fue así, que se permitió el aumento del endeudamiento en U$S 2.1 trillones, lo que elevará el techo de las deudas del Tesoro americano a U$S 16.4 trillones, aproximadamente el 110% del Producto Bruto Interno (PBI) del país. Este aumento se extenderá hasta 2013, o sea, hasta que pasen las próximas elecciones presidenciales de los EE.UU..
Es más, se acordó la realización de recortes de gastos presupuestales por un valor de U$S 1 trillón durante la próxima década. Para la motivación de los sectores más conservadores del Congreso, en el Partido Republicano, se evitó alterar las ventajas tributarias concedidas a los segmentos más privilegiados de la sociedad americana.
El volumen de endeudamiento autorizado, combinado con los recortes en los gastos y con los ingresos fiscales que no tuvieron aumento, no será adecuado para promover, por un lado, medidas de activación de la actividad económica de los EE.UU. y, por el otro, acciones sociales para combatir los efectos del desempleo y del subempleo.
Apenas los gastos del gobierno americano en materia de salud deberán crecer un 5.8% al año hasta 2020, en un sistema que es bastante imperfecto. El seguro de desempleo en los EE.UU. es igualmente inadecuado para hacer frente a una masa de desocupados que se aproxima al 10% del contingente de mano de obra del país.
De esta forma, el Tesoro americano deberá continuar en su insana política de emisión de dólares americanos sin el debido respaldo, lo que inundará los mercados con esta moneda devaluada, empujando su valor hacia abajo frente a otras divisas internacionales.
Esta desvalorización proyectada del dólar americano no deberá tener el mismo efecto frente al Real que con relación a las otras monedas, ya que la irresponsable política monetaria brasileña, aplicando los más altos intereses del mundo, tiende a apreciar artificialmente la divisa brasileña, minimizando así la desvalorización del medio corriente americano.
Para evitar una mayor apreciación del Real, el Banco Central de Brasil, de no echar mano a las medidas macroeconómicas necesarias para un ajuste fiscal y revertir los artificialismos, deberá continuar comprando moneda americana para agregarla a las reservas del país, estimadas hoy en un monto aproximado a los U$S 350 mil millones.
Tradicionalmente, la formación de reservas internacionales en divisas extranjeras, representaba una red de protección contra las inestabilidades de la economía internacional. Hoy, con todo, se debe analizar también la calidad de estas reservas.
En esta perspectiva, con una concentración de más del 70% en dólares americanos, de poco valen las reservas brasileñas para hacer frente a un escenario de volatilidad financiera internacional.
El paquete americano anuncia tiempos sombríos para la economía de los EE.UU. y sirve como otra seria advertencia para la reformulación de la política monetaria brasileña.
Advogado admitido no Brasil, Inglaterra e Gales e Portugal. Formou-se em direito pela PUC-SP em 1975. Árbitro do GATT (General Agreement on Tariffs and Trade) e da OMC (Organização Mundial do Comércio), e professor de direito do comércio internacional na pós-graduação da Universidade Cândido Mendes (RJ).